Los seres humanos necesitamos relacionarnos con los demás porque somos esencialmente seres sociales. Sin esta condición no habríamos sobrevivido como especie. Y lo que nos une más fuertemente a los demás es el amor en sus diferentes manifestaciones e intensidades. Mucho se ha hablado de él y existe diversidad de libros dándonos cátedra de ello. Sin embargo, las personas todavía debatimos y buscamos ciertas características a la hora de buscar, encontrar e interactuar con quien puede llegar a ser nuestra pareja.
Hombres y mujeres seguimos mirando el encuentro de pareja como el estado de felicidad perfecta.
Desafortunadamente antes de iniciarnos en una relación amorosa lo primero que se busca generalmente es encontrar a una persona con un cuerpo perfecto, una raza determinada, posición social, juventud y si es posible una situación económica definida. Se busca a alguien con un perfil que ha predeterminado.
Estas exigencias muchas veces que no tienen sentido porque separamos al ser físico de su esencia humana.
Lo importante en nuestra búsqueda es el deseo de encontrar una persona con la que crezcamos juntos. Solo así surgirá una relación armoniosa, teniendo en cuenta siempre que los valores de sinceridad, diálogo, aceptación del otro, tolerancia, respeto, compromiso. Y la disposición de escuchar y ceder un poco en las diferencias que se presenten.
Hay que tener en cuenta que existen algunos factores que influyen para que una relación tenga más posibilidades de funcionar que otra: el medio cultural de ambos, las afinidades, el medio familiar y el proyecto de vida. Esto es más importante que la condición física y edad.
Es posible que hayas terminado una relación. Ya necesitas dejarla en el pasado, recuperar tranquilidad y serenidad para abrirte a nuevas posibilidades en la vida.